martes, 13 de noviembre de 2007

Los nuevos hermanos (repor)


El movimiento islamista egipcio alumbra una joven generación que usa internet para cambiar su imagen y combatir a Mubarak


Si alguien se imagina a los jóvenes islamistas dotados con frondosas barbas, incómodos ante mujeres occidentales o con un ejemplar del Corán bajo el brazo, va muy desencaminado. Abdel Monem Mahmud, 27 años, uno de los jóvenes miembros más destacados de los Hermanos Musulmanes, contesta al teléfono con un pío salam aleikum, la paz sea contigo, pero a partir de ahí las diferencias con cualquier otro activista de su edad se difuminan. Mahmud se afeita cada mañana, se viste con vaqueros y una camisa a rayas y carga encima a todas horas un móvil y un ordenador portátil. En su discurso no menciona ni a Dios ni al Profeta y, en cambio, habla de libertad, reformas y democracia.

Monem, como lo conoce todo el mundo, podría muy bien ser un modelo y una promesa de futuro para los jóvenes islamistas egipcios. El llamado Reuters de la Hermandad, por su labor como periodista en el sitio web en inglés del movimiento y como corresponsal de la cadena árabe por satélite Al-Hiwar, rompe estereotipos con su aspecto y su actitud. Máximo representante de la nueva generación de los Hermanos Musulmanes, la más veterana e influyente organización islamista del mundo y el principal grupo de oposición al régimen de Hosni Mubarak, ha salido hace poco en libertad tras pasar 47 días entre rejas. "Me habían detenido dos veces antes. La primera fue en enero del 2003, pasé cuatro meses en prisión y me torturaron durante 13 días", afirma.

Entrevistar a Monem no es fácil, y no porque rehuya contestar preguntas. Al contrario, fue detenido entre otros motivos por mantener relaciones con corresponsales extranjeros y con organizaciones de derechos humanos internacionales. Si es difícil encontrarse con él es porque es un joven atareado y porque la policía le pisa los talones y ningún sitio parece a salvo de la vigilancia. "Me amenazaron con que me arrestarían cada seis meses si seguía con mi trabajo", explica en la oficina de su amigo y abogado Islam Lotfy, donde finalmente nos reunimos.

Medio de expresión
Las mismas cualidades que están convirtiendo a Monem en una referencia para los jóvenes islamistas, o en alguien capaz de erosionar las suspicacias de los activistas prodemocráticos laicos, han atraído la atención del gobierno y de las fuerzas de seguridad. Monem es inteligente, educado, progresista e influyente, y, lo más alarmante quizá para el régimen egipcio, se ha convertido en el cerebro en tecnologías de la comunicación de los Hermanos: edita Ikhwanweb. com y es el promotor de los blogs islamistas que desde principios de este año se reproducen como virus en la red. "No nos dejan tener un periódico, ni una radio, ni una televisión, y nos bloquean las webs cada dos por tres", dice su abogado. "Los blogs son el único medio para expresarnos".

Prohibido pero tolerado bajo el régimen de Mubarak, Al Ikhwan al Muslimin es una de las organizaciones egipcias que más rápidamente sacó partido a la red, gracias en parte al concurso de sus jóvenes militantes. Su página web en inglés, editada a caballo entre El Cairo y Londres, es una plataforma para promover su ideología e informar de sus actividades y noticias. Los diarios on line llegaron tarde pero se han convertido en pocos meses en una herramienta eficaz para la disidencia. El de Monem, Ana Ikhwan (soy un Hermano), fue uno de los primeros pero el alud se precipitó después de que cerca de 40 líderes del grupo fueron arrestados en diciembre tras una manifestación en la universidad de Al Azhar, en el Cairo, en la que estudiantes islamistas desfilaron ataviados al estilo de los milicianos palestinos. La campaña de represión, una de las más duras desde tiempos de Nasser, empezó tras las elecciones parlamentarias del 2005, cuando obtuvieron 88 escaños, un 20% del total, pero se ha agudizado, señalan los analistas, "para allanar la sucesión al poder de Gamal Mubarak", hijo del presidente. Human Rights Watch calcula que en el último año han sido detenidos más de un millar de miembros del grupo.


Saad, de 19 años, hijo menor de Khairat al-Shater, el más alto responsable del grupo, actualmente en prisión, es uno de los jóvenes a los que Monem ayudó a abrir un blog en defensa de sus familiares detenidos. "Lo creamos dos semanas después de que arrestaran a mi padre y colgamos en él información sobre su vida", explica. "Es una voz que la gente puede oír, porque el régimen y la prensa distorsionan nuestra imagen". Número tres de los Hermanos Musulmanes, considerado su cerebro financiero, Al-Shater fue arrestado en diciembre acusado de blanquear dinero y financiar un movimiento prohibido, y enviado a la justicia militar una vez la civil decidió que no había motivos para seguir reteniéndole en prisión. En enero, sus bienes fueron congelados. En el amplio piso de la familia, reposan todavía una decena de ordenadores que las fuerzas de seguridad confiscaron en su empresa y que fueron devueltos sin discos duros. "Mubarak convenció a Estados Unidos del arresto de mi padre diciendo que promueve la violencia", afirma Zahraa, de 29 años, la mayor de sus numerosos hijos y esposa de Ayman Abdul-Ghany, también en prisión. "Pero los blogs están mostrando que no somos violentos y permiten que la gente entienda cómo nos sentimos".


Rostro humano
Pero los jóvenes islamistas no sólo están usando los blogs como herramienta principal de la campaña contra el envío de civiles a tribunales militares. Otros muchos, chicos y chicas sin distinción, se han volcado en internet para expresar sus opiniones políticas pero también para contar su vida y sus sueños, o comentar sus canciones favoritas. "Somos como cualquier otro joven y nuestra vida es muy normal. Salimos, vamos a la playa, dormimos, comemos, bebemos, nos casamos", subraya Asmaa el-Erian, hija del reformista Isam el-Erian, uno de los responsables de mediana edad más populares. Es lo que Monem llama desvelar "el rostro humano" de un movimiento denostado y conocido por su opacidad y secretismo.

Magdy Saad, profesional de marketing de 29 años, es uno de los exponentes de esta nueva estrategia de comunicación. En su blog cruzó dos líneas rojas tradicionales: habló de asuntos íntimos al relatar sin pudor cómo lo rechazó la familia de la chica a quien había pedido en matrimonio, y cuestionó abiertamente el uso del eslogan electoral "el Islam es la solución". No hace mucho, lo ha utilizado, como hizo antes Monem, para hacer públicas las torturas de que fue víctima mientras estuvo detenido.

Tres propósitos de los blogs
"Los blogs tienen tres propósitos", explica. "Primero, enseñar la faceta humana de los Hermanos Musulmanes; segundo, abrir su cocina política y mostrar cómo se toman las decisiones; y, por último, practicar la autocrítica y subrayar los errores tanto de los individuos como del grupo. El objetivo global es poner de relieve que no somos una organización uniforme y que no tenemos una entidad militar que mueve a sus miembros como autómatas".


Ibrahim al-Hudaiby, licenciado en Políticas por la Universidad Americana de El Cairo, es otro ejemplo de esta nueva hornada de jóvenes prometedores. A primera vista, parece un yuppie: domina el inglés, trabaja como consultor y conduce un potente coche rojo. Bisnieto y nieto de dos de sus máximos líderes, el juez Hassan al Hudaiby - que asumió la dirección del grupo tras el asesinato de su fundador, Hassan el-Banna, en 1949-, y su sexto guía supremo, Maamoun al-Hudaiby, respectivamente, se unió a los HM hace cuatro años, con sólo 19, y ahora forma parte del consejo editorial de su web. "Puedes quejarte de la falta de libertad y de democracia a solas, pero para traerlas tienes que trabajar con alguien, y yo pensé que sus principios me representan", explica.


Ibrahim, Monem o Magdy parecen una prueba viviente de que el perfil del joven activista islamista se ha transformando. Desde hace años, la Hermandad ya no capta a sus seguidores sólo entre las capas desfavorecidas de la población, y entre sus responsables abundan los médicos, abogados, empresarios o profesores. Un buen número de sus nuevos miembros son universitarios y profesionales que empiezan a apartarse de la línea tradicional y a reclamar más democracia interna y una actitud más beligerante contra el régimen. Y lo más importante, como subraya la periodista islamista Eman Abdelmonem, los jóvenes han conseguido cambiar la imagen de un movimiento a menudo demonizado en el exterior. "Ellos representan lo que yo llamo la tercera generación de los Hermanos Musulmanes. Son jóvenes ambiciosos, comprometidos con las reformas y muy conscientes de los problemas de la sociedad, y pueden moderar la ideología del grupo - apunta-. Tendrán influencia, porque dominan el campo de la comunicación. No hay que olvidar que los Hermanos son un grupo prohibido y que hace cuatro años no se decía nada de ellos".


Los jóvenes, en cambio, está dando de que hablar. Al contrario que sus mayores, utilizan internet, van al cine y a cafés y se mezclan entre sexos. Más abiertos y tolerantes, menos agresivos y dogmáticos en apariencia, para los escépticos el cambio es sólo cosmético y no son sino los títeres de una estrategia para modernizar la imagen del grupo y ampliar su base de apoyo. Para el periodista y blogger socialista Hossam el Hamamalawy, en cambio, los HM están dando a luz una nueva generación que no suscribe necesariamente los antiguos paradigmas sobre el califato islámico o las ideas sexistas. "Algunos son jóvenes que se unieron al movimiento islamista no porque quisieran ir al cielo, sino porque querían trabajar en política!", afirma.


Los jóvenes islamistas rechazan con prudencia que haya un conflicto generacional, aunque admiten que hay discrepancias entre jóvenes y veteranos típicas en cualquier organización. "Lo que sí es verdad es que ahora somos más visibles - subraya Ibrahim-, pero eso es porque no somos una organización secreta y no tenemos nada que esconder. No tenemos un reconocimiento legal, quizá, pero disfrutamos de un gran apoyo popular, tenemos una agenda reformista bien conocida, una orientación moderada y una aproximación pacífica a las reformas".


En la facultad de Comunicación de la Universidad del Cairo, donde estudian relaciones públicas y periodismo respectivamente, Aya Alaa y Aya al Faki, de 21 y 20 años, son menos políticamente correctas que sus colegas masculinos y coinciden en reprochar al grupo la discriminación de las mujeres y su falta de transparencia. "Los Hermanos Musulmanes han de abrirse más a la sociedad, aceptar opiniones diferentes y ser más democráticos", opinan. "Ha sido por cuestiones de seguridad; hace dos años no nos atrevíamos a decir que éramos Hermanas, pero tenemos que presentarnos, decir cómo somos y cómo pensamos, y así nos aceptarán". Del dicho al hecho, las dos Aya también escriben blogs y participan activamente en cuanta protesta por la libertad de expresión se celebre, a menudo compartiendo eslóganes con jóvenes de otras tendencias.


Enemigos hasta los 90, los HM empezaron a coordinase con otros grupos de oposición en los últimos años, pero el acercamiento ha sido especialmente fructífero entre la nueva generación de ciberactivistas. "Tengo un montón de amigos en el movimiento político, comunistas, socialistas, liberales...", explica Mohamed Adel, un blogger islamista al que muchos de sus colegas laicos consideran ya casi como uno de los suyos. "Nos reunimos regularmente y no sentimos que haya diferencias. No nos tenemos miedo. Al final, lo que nos une es el mismo objetivo en beneficio de Egipto". Jóvenes opositores de uno y otro signo compartieron celda en prisión durante la primavera del 2006, tras ser detenidos en las manifestaciones de apoyo a los jueces reformistas, y han participado después juntos en protestas contra el régimen. Las relaciones son ahora cordiales y fluidas.


Opositores unidos
Cuando Monem fue detenido, un grupo de bloggers laicos y de izquierdas lanzaron una campaña internacional on line que exigía su liberación. En parte, en defensa de la libertad de expresión pero también en retorno al gesto del periodista islamista, que ante la sorpresa de propios y extraños dio públicamente apoyo al blogger alejandrino laico Karim Amer cuando fue condenado en febrero pasado a cuatro años de prisión, tres por insultar el Islam y uno por insultar a Mubarak. "Ni Karim, el laico, ni Abdel Monem, el islamista, deberían haber ido a prisión por sus opiniones", reitera Monem.


Aunque parece una alianza espontánea y amistosa entre jóvenes víctimas de un mismo verdugo, es también un reconocimiento táctico y una apuesta de futuro. "Los Hermanos Musulmanes son la principal fuerza de oposición en Egipto y tenemos que buscar la manera de coordinarnos, porque sino acabaremos en un lucha sectaria y el régimen será el único que habrá ganado", subraya Hossam el Hamalawy. "Estamos en la misma trinchera, luchando de una forma pacífica contra un régimen tiránico y corrupto", resume Ibrahim. Algunos activistas laicos esperan que el contacto y el intercambio de ideas contribuyan a abrir la Hermandad y, por qué no, a captar para la causa de la oposición laica a los islamistas que no consideran genuinos. Parece la mejor baza para garantizar que la fuerza política con mayores posibilidades de sustituir algún día a los Mubarak siga el camino que emprendió hace tiempo, cuando renunció a la violencia y apoyó la democracia.
La Vanguardia (19/08/2007)
Cuelgo una foto que me gusta (aunque no recuerdo si la publicaron en el reportaje): la tomé el 2 de junio en el sindicato de abogados del Cairo, durante una manifestación conjunta de la oposición socialista y los HM contra los tribunales militares para civiles (arriba en el terrado, coincidireron Mohamed Adel y Hossam el Hamalawy "blogueando" juntos)

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